29 de desembre del 2011

Tinker, tailor, soldier... spy


A principios de la década de los 70, en plena guerra fría, los servicios de inteligencia de las principales potencias libran una auténtica batalla subterránea que puede determinar el curso futuro de la estabilidad mundial. En este contexto, el veterano George Smiley (Gary Oldman) es el principal asesor de "Control" (John Hurt), jefe del Servicio Secreto Británico. La llegada de informaciones que apuntan al hecho de que existe un topo de los soviéticos en la cúpula del "Circus" (como comúnmente le llamaban al MI-6) desata una investigación externa que dirigirá el mismo Smiley.

Esta apasionante premisa es el punto de partida de El Topo, una ejemplar película de espías dirigida con elegancia por el sueco Tomas Alfredson, en su primer trabajo en lengua inglesa.

Basada en una de las novelas más destacadas de John Le Carré, la cinta explora el mundo del espionaje de una forma realista y contenida. Fiel al texto original, Alfredson consigue crear una película de factura clásica, deudora de otros títulos básicos del género, y que destila el aroma inconfundible de las mejores esencias del cine británico.

El denso contenido del maravilloso guión adaptado por Bridget O'Connor y Peter Straughan, es el que va desgranando los elementos principales de una trama que se desarrolla sin fisuras. Una buena muestra de que no siempre la acción es imprescindible para este tipo de argumentos. En esta propuesta, el peso y significación de las palabras tiene más fuerza que las balas y los golpes. La emoción física es sustituida por la sutileza y la brillantez de los diálogos y situaciones. El lenguaje gestual acaba siendo un elemento importantísimo a la hora de trasladar las sensaciones al espectador. No es fácil conseguir un resultado tan logrado con esta premisa y eso le concede un mérito muy especial al director y a su excelente reparto de actores.

Se trata de una película coral pero es innegable que la interpretación de Gary Oldman es una de las claves del éxito crítico del film. Smiley es el conductor de la narración, el nexo de unión capaz de enlazar las diferentes subtramas para llegar a una conclusión final que no decepcionará a nadie. Oldman realiza una interpretación magistral que va más allá de las lineas de diálogo porque su Smiley transmite con cada mirada, con cada gesto.

Además, tenemos también al oscarizado Colin Firth y al venerado John Hurt, junto a actores más jóvenes que aseguran la permanencia de la brillantez de la escena británica en las próximas décadas: Mark Strong, Tom Hardy, Benedict Cumberbatch, y Stephen Graham.

Cuando tienes la oportunidad de ver una película tan bien orquestada como ésta, un pensamiento te invade con fuerza: qué grande es el cine cuando se hace bien !

Recomiendo especialmente el visionado de esta película. Cómo sino podréis descubrir al calderero, al sastre, al soldado, y sobretodo al espía...